“La condición de estudiante se tiene que ganar; no es el mero acto administrativo de matricularse en una institución”, señaló el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2009 y académico de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, doctor en Derecho, Agustín Squella, durante el acto de recepción y bienvenida a los alumnos de primer año 2017 de esta unidad académica, realizado en la sala 10 del plantel.
La ceremonia estuvo encabezada por el decano de la facultad de Derecho y Ciencias Sociales, profesor Alberto Balbontín; por la secretaria de la Facultad, Sra. Marta Bustos; por el director de la Escuela de Derecho, profesor Claudio Oliva y por la secretaria académica de la Escuela, profesora Inés Robles.
Asistieron a esta jornada, 140 jóvenes que integran el primer año 2017, de los cuales la mayoría proviene de distintas comunas del interior y del litoral de la Quinta Región, sin embargo también forman parte de esta generación personas de Coyhaique, Chiloé, de Puerto Montt, de Osorno, de Los Lagos, de Doñihue, Constitución, Curicó, Rancagua, Graneros, Salamanca, Ovalle, Illapel, Canela, Punitaqui e incluso Iquique.
En primer término, el decano Alberto Balbontín se dirigió a los presentes, recalcándoles que constituyen un grupo de privilegio al poder cursar sus estudios universitarios en una de las Escuelas de Derecho con mayor tradición y prestigio del país, situación que se ve reflejada, explicó, en la calidad de sus egresados, que es reconocida en el medio jurídico tanto regional como nacional.
Asimismo, agregó que la mayor parte del tiempo “tendrán que ocuparse de sus deberes y responsabilidades como estudiante universitario, pero eso no significa que tengan que renunciar a su condición de jóvenes. En la Universidad también se puede disfrutar bien de la juventud, sin perder el norte”.
Por su parte, el director Claudio Oliva, felicitó a los nuevos universitarios por este ingreso a la Escuela de Derecho UV y les señaló que esta etapa de la vida “se podría decir que es de transición y muy significativa, ya que la mayoría entra terminando su adolescencia y egresa ya siendo adultos”. Acotó que el paso por la universidad “es una época en muchos aspectos excitante, donde experimentan muchas libertades y donde ya no existe la figura del apoderado, ni del inspector o del profesor jefe”.
Precisó que Derecho, “es una carrera muy dúctil, ya que se puede ejercer de muchas maneras y no solamente como el prototipo del abogado que alega en los tribunales. Se puede ser abogado litigante, pero también juez, defensor, fiscal, notario, académico y diplomático, entre otras funciones. Lo importante es que siempre será una ventaja adquirir los conocimientos y competencias adecuadas”.
El director dijo además a los alumnos que ser estudiante de Derecho, “es un trabajo de tiempo completo, de aproximadamente 45 horas de dedicación semanales, entre clases y esfuerzo personal de estudio. Es como una jornada laboral, no remunerada en dinero, pero sí en conocimientos y aprendizaje”.
ESTUDIANTE SEGÚN AGUSTÍN SQUELLA
El profesor Agustín Squella dirigió unas palabras introductorias a los jóvenes en su primer día de universidad, señalándoles en primer lugar que “todavía no tienen la condición de estudiantes, pues ésta no se adquiere sólo por conseguir una matrícula. El de estudiante, es una condición que hay que ganarse; no es solamente llegar y llenar papeles y pasar trámites administrativos”.
También criticó el sistema escolar chileno, aseverando que “actualmente en los colegios no se aprende nada; todo es competencia y preparar puntajes y pruebas para subir puestos en los ránkings y figurar. La vida y la educación vistas como competencia es una idea fatal”.
En cuanto a la Escuela de Derecho UV, destacó que “es un plantel con mucha pluralidad, incluso desde el punto de vista generacional de los profesores. Lo bueno es que a diferencia de otras Escuelas, acá se puede desarrollar una sintonía humana con los académicos” y explicó que eso incide en la calidad de los estudiantes como tales y que esta unidad ha mantenido su prestigio y solvencia por este elemento, entre otros.
El académico también se refirió al concepto de deberes. “Es una palabra que nadie quiere oir. Oscar Wilde decía que “es algo que tienen los demás”, es decir que no me toca a mí. Lo mismo pasa con la palabra responsabilidades”.
A su juicio, las salas de clases están en peligro y advirtió a los jóvenes que la relación profesor-alumno no es de mero intercambio como cuando uno compra y vende algo. “Se trata de una relación de colaboración, porque ambos trabajan por un objetivo común que además valoran: la formación en una determinada área del saber. En las salas de clases, el profesor y el alumno se ven las caras en forma abierta y crítica y aunque no descarto que las aulas tengan sus días contados por obra de la tecnología de las comunicaciones, y que las universidades queden vacías, aún falta para eso”.
Agustín Squella dijo que a pesar de temer la desaparición de las salas de clases, “espero que sea por la tecnología y no por la indolencia que se ve hoy; por el dogma del “me da lata” o ese afán de sólo aprobar asignaturas casi como acto administrativo”.
Recalcó que para un estudiante, aprobar una asignatura debería ser “una conquista, fruto del esfuerzo personal y de la relación de colaboración con el profesor”.
Sobre este tema, invitó a los asistentes a leer su columna de opinión que aparecerá publicada en El Mercurio de Santiago el próximo viernes 10 de marzo y que se titulará “Salvemos las salas de clases”.