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Agustín Squella: “Espero que el neoliberalismo se siga batiendo en retirada”

Sostuvo el académico en conversatorio “Pandemia y neoliberalismo. ¿El fin de una era?”.

El profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso Agustín Squella, participó como expositor en el cuarto encuentro online organizado por la Corporación para el Desarrollo Productivo de La Araucanía (Corparaucanía), titulado “Pandemia y neoliberalismo. ¿El fin de una era?”.

En el encuentro también intervino Sebastián Edwards, economista y académico de la Universidad de California Los Ángeles, actividad que fue moderada por la periodista Antonieta de la Fuente. En la oportunidad, discutieron y reflexionaron acerca de lo que podría cambiar en la sociedad tras la pandemia del Covid-19.

El docente de la UV inició su intervención explicando que “el neoliberalismo es una de las versiones teóricas y una de las aplicaciones prácticas de una doctrina más amplia, que se denomina liberalismo, correspondiente ésta última a una doctrina tanto política como moral y económica. Es una doctrina, por tanto, muy comprensiva de esos tres aspectos, y se asemeja a un tronco que ha dado origen a varias ramas: los varios liberalismos, aunque yo prefiero utilizar otra metáfora o imagen del mundo vegetal para decir lo mismo: el liberalismo sería una raíz que está bajo tierra, de la cual emergen varios brotes basales, bajo tierra, cada uno de los cuales origina un tronco de un mismo árbol. Al liberalismo, creo yo, le ha ocurrido lo mismo: es una raíz de la que emergieron distintos brotes basales, y de cada uno de ellos un distinto tronco. Uno de los troncos se llama neoliberalismo, que ha sido muy exitoso durante los últimos 40 años, imponiéndose a otros troncos del liberalismo, como son el liberalismo social, el liberalismo igualitario, y, el más osado de todos los liberalismos, el liberal socialismo. Hay gobiernos que aplican los postulados neoliberales con distintas intensidades y extensión, lo cual trae consigo que también en el caso del neoliberalismo tengamos que usar el plural, y decir que lo que hay son neoliberalismos, y lo que tenemos hoy en la mayor parte de los países es un capitalismo neoliberal hegemónico, o sea, un capitalismo reforzado por una doctrina que llamamos neoliberalismo”.

Detalló además 10 puntos característicos del neoliberalismo: “Énfasis en la dimensión económica del liberalismo, desentendiéndose de su dimensión política y moral; privilegio del homo economicus sobre el homo politicus; interés público como la suma de los intereses privados; la política subordinada a la economía; propicia la hegemonía de la economía como saber; privilegia las rentas del capital por sobre las rentas del trabajo; propicia la desregulación laboral, presentada eufemísticamente con la expresión flexibilidad laboral; sostiene que el mercado es eficiente y justo; privatización de los activos públicos, generalmente a muy bajo precio; reducción de los impuestos; y discurso contra el Estado, que dura hasta el momento en que los neoliberales se hacen con el poder del Estado”.

¿Término de una era?

“¿Qué va a pasar después de la pandemia? No puedo advertir lo que pasará después en relación con el capitalismo neoliberal hegemónico. Pero como se trata casi siempre -yo procuro evitarlo- de llevar agua al propio molino, los partidarios del capitalismo neoliberal hegemónico nos están notificando con gran seguridad y certeza, que este se va a robustecer después de la pandemia, mientras que los detractores del capitalismo neoliberal hegemónico, con la misma seguridad y la misma falta de matices, sostienen que lo que tendremos después de la pandemia será la culminación del fin del capitalismo neoliberal, que ya venía dando, a lo menos en Chile, signos de fatiga a partir de octubre del año pasado. La verdad no sé lo que pasará después, solo puedo expresar un deseo, que sería que ojalá el neoliberalismo se siga batiendo en retirada, puesto que, declarándome liberal, me parece sin embargo que se trata de la más pobre de las versiones y aplicaciones de la doctrina neoliberal, y la que mayores desigualdades en las condiciones materiales de vida de las personas produce. Pero no voy a confundir mis deseos con la realidad, lo expreso como una expectativa, porque no estoy en condiciones de avizorar el futuro”, añadió.

Respecto a si se está frente al término de una era, el académico subrayó que cree que no, indicando estar “un poco cansado con esto de estar decretando la muerte o el fin de todo a cada rato, la muerte de Dios, la muerte del Estado, la muerte de la democracia, la muerte del arte. Hay demasiados funerales congregados en el cementerio y los deudos van detrás de los ataúdes, y es probable que algunos de los que estamos enterrando no estén muertos, sino que hayan tenido un ataque de catalepsia, por ejemplo, y que resuciten. Esto se combina también con el uso del prefijo post. Todo es post, como la post modernidad, pero a la vez, y esto es muy raro, combinado con mucha utilización del prefijo neo, neoconservadurismo, neopositivismo, muchos neos. Entonces es como si nos desplazáramos en estos tiempos que vivimos entre la sala de la maternidad, donde están los neos, y la sala donde se practican las autopsias, donde están los cadáveres”.

“No auguraría ni para bien ni para mal el fin de una era y el comienzo de otra, tampoco auguraría la fantasía de cierta izquierda de que después de la pandemia tendremos un hombre nuevo, un hombre mejor, un hombre solidario. Ojalá sea así, pero descreo de que eso se vaya a producir como resultado de una pandemia”, cerró. El video de la actividad se puede ver acá: https://bit.ly/2LE65QT

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