Historia

El Curso de Derecho del Liceo de Hombres de Valparaíso creado por don Eduardo de la Barra

Aunque la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso fue creada en 1911, con la denominación de “Curso de Leyes de la ciudad de Valparaíso”, su primer antecedente puede encontrarse en el Curso de Derecho ofrecido en 1878 por el Liceo de Hombres de Valparaíso, dirigido entonces por el Rector Eduardo de la Barra, cuyo nombre lleva actualmente dicho establecimiento educacional.

Ese destacado intelectual y político radical, que entre otras muchas cosas escribió el prólogo a la primera edición de Azul de Rubén Darío, concibió con nitidez la idea de constituir en Valparaíso un curso de Derecho laico y fiscal, como el que más tarde se concretaría en nuestra Escuela. Sin embargo, la situación de la ciudad no era seguramente todavía la apropiada para que tal iniciativa prosperara, por lo que ésta tendría que esperar aún algunas décadas para hacerse realidad.

La creación del “Curso de Leyes de la ciudad de Valparaíso”

La creación de nuestra Escuela está directamente vinculada con los debates políticos y religiosos propios de fines del siglo XIX y principios del XX. Así, cuando en 1910 se discutía en el Congreso Nacional un proyecto de ley que pretendía establecer una enseñanza primaria obligatoria y laica, un grupo de diecinueve estudiantes del Curso de Leyes de los Sagrados Corazones de Valparaíso dirigió un telegrama al Centro de Propaganda Radical de Santiago, en el que expresaba lo siguiente: “Los suscritos, estudiantes de Derecho de los Sagrados Corazones de este puerto, se adhieren entusiastamente al movimiento iniciado por ese Centro en favor de la instrucción laica y obligatoria”.

Aunque hoy resulte difícil de comprender, esa escueta comunicación provocó una extensa y rica polémica, profusamente recogida por la activa prensa porteña de entonces. Con motivo de ella, los firmantes del referido telegrama se retiraron del establecimiento en que estudiaban y pronto se gestó un fuerte movimiento, encabezado por el Senador liberal Guillermo Rivera y el Diputado de ese mismo partido Enrique Bermúdez, para gestionar ante los poderes públicos la creación de un curso fiscal de leyes en Valparaíso, inspirado en el principio del libre examen de todo tipo de materias.

Como resultado de la tenaz campaña emprendida, el 18 de mayo de 1911, mediante Decreto Supremo firmado por el Presidente Ramón Barros Luco, se creó el “Curso de Leyes de la Ciudad de Valparaíso” y se encomendó al Rector de la Universidad de Chile proponer a los profesores que habrían de servir en él, quedando así la Escuela vinculada durante 70 años a ese plantel.

Curso Fiscal de Leyes, 1911

Los primeros tiempos

Carlos Rudolph

El referido Curso de Leyes estuvo en sus inicios muy vinculado al Liceo de Hombres de Valparaíso. Funcionó originalmente en sus dependencias y sus tres primeros directores fueron los entonces rectores del liceo, siendo el primero de ellos el profesor alemán Carlos Rudolph.

En 1927 el Curso de Leyes se independizó del Liceo y pasó a ocupar un edificio cedido por éste y contiguo al mismo, ubicado en calle Colón 2128, hasta entonces utilizado como residencia de los rectores del mencionado establecimiento secundario. En ese mismo terreno funciona actualmente la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Valparaíso, aunque el edificio original debió ser demolido luego del terremoto de 1985.

En 1928 el nombre de la institución fue sustituido por el de “Escuela de Ciencias Jurídicas y Sociales”, dando paso más tarde al de “Escuela de Derecho de Valparaíso”.

Colón 2128

La etapa de desarrollo

En los años 30 la Escuela contó con algunos destacados directores, como el civilista Luis Vicuña Suárez, cuyo nombre lleva actualmente una de las principales aulas de la Escuela y entre cuyo legado se cuenta un memorable discurso titulado “Ideales y deberes universitarios”.

Posteriormente, durante los 28 años de gestión del reconocido civilista Victorio Pescio Vargas (1936-1964), autor de importantes obras de su especialidad, la Escuela experimentó un desarrollo verdaderamente notable.

En 1948 se inició la construcción del actual edificio de la Escuela, ubicado frente al mar, en Avenida Errázuriz 2120. El Director Victorio Pescio se ocupó personalmente de dotarlo de todas las comodidades entonces disponibles y de alhajarlo con una importante colección de estatuas y mosaicos traídos desde Europa, convirtiéndolo en uno de los edificios universitarios más notables del país.

En 1961 se creó la imprenta de la Escuela de Derecho, bajo el nombre de “Prensas de la Escuela de Derecho”, antecedente del actual sello editorial Edeval, que ha hecho aportes relevantes a la literatura jurídica nacional. Al año siguiente inició sus transmisiones la Radio Valentín Letelier, perteneciente entonces a la Escuela de Derecho y que actualmente es administrada por la Dirección de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Valparaíso.

Edificio en construcción
Afiche promoción de la época

En 1964 el Director Vicorio Pescio renunció a su cargo como consecuencia de un prolongado movimiento de los estudiantes, a quienes su estilo de conducción parecía excesivamente autoritario para los tiempos que empezaban a correr.

En esta época enseñaron en la Escuela académicos de gran talla intelectual, como el propio Victorio Pescio Vargas, el civilista Ramón Meza Barros y el procesalista Mario Casarino Viterbo, todos los cuales nutrieron a la ciencia jurídica nacional con obras cuya relevancia aún es apreciada. También inició su magisterio en ese período Carlos León Alvarado, profesor de Filosofía del Derecho, conocido, ante todo, por su valiosa literatura extrajurídica.

Asimismo, en este período la escuela comenzó a recibir la visita de juristas extranjeros de renombre, como Francesco Carnelutti, Eduardo J. Couture y Giuseppe Bettiol.

Consolidación en tiempos de crisis

Durante las décadas siguientes la Escuela debió afrontar los desafíos que impuso el complejo panorama político y social que vivió el país, incluyendo los movimientos de reforma universitaria de la década de los 60, los convulsos años del gobierno de la Unidad Popular, el golpe de Estado de 1973 y la posterior intervención universitaria impuesta por la dictadura.

No obstante, la Escuela logró sortear las dificultades en forma bastante airosa y consiguió, incluso, prosperar y consolidarse. A ello contribuyó, sin duda, la conducción prudente y acogedora del Decano Italo Paolinelli Monti, quien dirigió, desde 1969 hasta 1998, la Facultad de la que la Escuela pasó a formar parte una vez estructurada la Sede de Valparaíso de la Universidad de Chile.

En esa época se fundó el sello editorial Edeval, que ha publicado numerosas obras jurídicas, en su mayoría de autoría de académicos de la propia unidad. En 1970 se creó la Revista de Ciencias Sociales, dirigida desde 1973 por el profesor Agustín Squella Narducci, que ha publicado ya 50 números, entre los que se cuentan 13 volúmenes monográficos, dedicados principalmente a grandes autores y tendencias del pensamiento jurídico moderno y contemporáneo, los que gozan de reconocimiento en todo el mundo de habla hispana.

Por esos años se incorporó a la Escuela toda una nueva generación de profesores, entre los que cabe recordar especialmente al penalista Manuel de Rivacoba y Rivacoba, fallecido en 2000, cuya influencia intelectual excede largamente las fronteras nacionales.

La Escuela continuó recibiendo a juristas extranjeros ilustres, como Luis Jiménez de Asúa, Giuseppe Bettiol, Eugenio Zaffaroni, Antonio Hernández Gil, Miguel Reale y Norberto Bobbio, a los que en los últimos años se sumarían Carlos Santiago Nino, Ronald Dworkin, Eugenio Bulygin y Luis Diez Picazo.

En 1981 la Escuela pasó a formar parte de la Universidad de Valparaíso, junto con toda la sede de Valparaíso de la Universidad de Chile, con la sola exclusión del antiguo Instituto Pedagógico.

Una misión siempre vigente

La Escuela de Derecho se encuentra actualmente en un activo proceso de modernización, destinado a compaginar su propósito permanente de entregar una formación jurídica de calidad, en un ambiente de tolerancia, pluralismo y libre de todo tipo de dogmatismos, con los requerimientos de innovación, flexibilidad y dinamismo propios de la sociedad de la información en la que actualmente vivimos. A tal efecto, se ha puesto en los últimos años especial énfasis en el perfeccionamiento de los académicos, en la formulación de una oferta coherente de postgrados y postítulos y en la renovación de los programas y planes de estudios.